¿Cuántas cosas se han dicho sobre las cartas de Flaubert? ¿Qué se puede escribir luego de leerlas? Algo, como una vergüenza, se impone ante quien pretende comentar cualquier cosa de quien dijo a sus veinticuatro años: “Soy un hombre-pluma. Siento a través de ella, en relación con ella y mucho más con ella” (1852) y que, además, consideró que solo se debía escribir cuando se tuviera algo importante y distinto para decir. No obstante, la correspondencia resulta ser una real provocación para el lector, un desencuentro en algunos casos –sobre todo para quien haya idealizado la escritura– y, siempre, una sensata reflexión sobre un oficio al que hay quienes deciden dedicar una vida, a veces, como en el caso de Flaubert, a su pesar. Por supuesto, no me refiero en este comentario a la correspondencia completa del autor de Madame Bovary –ya quisiera uno tanto tiempo y entusiasmo para un proyecto similar–, sino a una selección y traducción del escritor, traductor y editor argentino D...
El siglo XIX no fue nada modesto en sus comprensiones sobre el suicidio. Los relatos que, al respecto, escribió Guy de Maupassant son una muestra de que las muertes voluntarias constituían un mal de ese tiempo y, también, que disciplinas como la sociología, la filosofía y la misma literatura comprendieron bien de qué se trataba, lo que no significa necesariamente que hayan encontrado una solución a un problema que puede considerarse de salud pública, a juzgar por las cifras de suicidas que el mismo volumen de relatos sugiere. De otra parte, el tema adquiere actualidad en términos de una salud mental cada vez más deteriorada que, tememos, desemboque en un desprecio generalizado por la vida en la contemporaneidad. En Suicidas y otros cuentos sobre el suicidio , traducido por Pablo Cuartas y publicado por Yarumo Libros (2023), el suicidio aparece retratado en todas sus posibilidades, sin patetismo, al modo, podríamos decir, realista. No hay juicios ni redenciones, solo vidas...