Ha sido una recomendación de mis estudiantes, varios me hablaron de David Betancourt como el escritor conocido por todos los estudiantes de letras, algunos se aterraron de que no lo hubiera leído y hubo quien se lanzó a sugerir algunos títulos. Lejos de intimidarme, quise ver en esta situación un pretexto para reflexionar sobre el gusto literario de los estudiantes de letras ¿Por qué les gusta Betancourt? ¿Por qué lo leen y recomiendan? ¿Cuál es el valor que los estudiantes de literatura de una universidad pública de Medellín encuentran a la escritura de este autor? Así las cosas, ya había una pregunta (o varias) para motivar la lectura; a veces se requiere de eso, de preguntas.
Eso fue por los días de Fiesta del libro y la cultura (2024). Así que mi radar inconsciente estuvo activado todo el tiempo siguiendo qué se decía sobre David Betancourt. Por ejemplo, Gilmer Mesa recomendó en una entrevista la novela La conjura de los vicios, la más reciente de Betancourt. Luego, encontré un stand de una librería del municipio de Girardota donde había varios libros de Betancourt que aparecían destacados en la muestra. De allí tomé Ataques de Risa, la tercera edición de Desde Abajo del año 2017 con una introducción de Philip Potdevin. Lo compré no solo por ser el más barato sino porque, según la librera, era uno de sus primeros libros. Entonces lo llevé y, luego, les conté a mis estudiantes que ya tenía uno de los libros de su autor recomendado; pero no fue suficiente: uno de los estudiantes me dijo que el que había comprado no era de los mejores. Aún así, aquí voy.
Esta edición de Ataques de Risa (con la R mayúscula porque es el nombre del personaje central de todas las historias) contiene diez cuentos en los que se tratan distintas situaciones de la vida de Risa, una joven estudiante de Filología que encarna el estereotipo de la estudiante de letras fracasada, incomprendida, loser, como dirían mis estudiantes. Solo que, en este caso, esa situación no es motivo de drama sino de rica ironía, de humor bien sostenido a lo largo de los diez relatos. Las historias de Risa, todas de una irreverencia a veces molesta pero necesaria, tratan del amor, el trabajo, la familia, el sexo, la educación. En todos los casos, se puede concluir, Risa ataca, interviene, no se queda quieta ni callada, se manifiesta, transforma una situación a veces anodina en un acontecimiento hiperbólico, pero no por eso menos verosímil. Betancourt logra construir un contexto humorístico (y la literatura es, también, humor) en el que las exageraciones de Risa son creíbles y de ese buen engranaje de lenguaje, tipos de personajes, situaciones, acciones, conocimiento de la literatura y de la vida literaria emerge un gesto de irreverencia sólido que plantea inquietudes sobre la forma de la narración, la forma del cuento específicamente, y sobre los asuntos que trata: la institución literaria, la academia, la censura, por solo mencionar temas en los que inevitablemente pensé al leer el texto, y que están más directamente relacionados con el mundo de las letras, mismo que coincide con los intereses de mis estudiantes. Tal vez por eso les gusta, me dije.
Sin embargo, no quiero quedarme en esa conclusión más bien sencilla, elemental, para explicar la preferencia de los estudiantes por una escritura de este tipo. Algo más debe explicar que este libro haya ganado premios (X Concurso nacional de libro de cuentos Universidad Industrial de Santander y XVII Concurso nacional de libro de cuentos Jorge Gaitán Durán) y se haya reeditado al menos tres veces. Y creo que tiene que ver con ese gesto de irreverencia sólida, bien soportada; no me parece que sea la expresión irresponsable de un desconocedor de la escritura y el sistema de relaciones que la rodea, sino la manifestación de alguien que conoce la academia, la institución, el sistema y, gracias a ese conocimiento, incluso gracias al dominio de sus códigos, puede criticarlo. De hecho, construye un código propio (el humor) para llevar esa crítica hasta sus últimas consecuencias.
¿Por qué justifico leerlo? La primera razón puede ser descarada: porque lo recomiendan los estudiantes; indagar en ese gusto daría lugar a una investigación, quizás a la reconstrucción de una convención de lectura. En este caso, el gusto de los estudiantes me puso en contacto con una escritura no necesariamente comercial, que circula en públicos aún muy específicos, que cuestiona la seriedad y el acartonamiento del sistema literario y ríe y crea con eso. La segunda razón es que, creo, hay que poner atención a los gestos irreverentes cuando son sólidos y coherentes; la historia de la literatura ha demostrado muchas veces cómo han sido el humor, la ironía, la parodia, los que han estimulado la transformación de lo literario, de los géneros. A su vez, la carnavalización tan arraigada en lo popular ha cuestionado las prácticas institucionales y algún movimiento ha suscitado en la estructura de la vida literaria, en sus maneras. Entonces no dejo de ver señales de un leve (leve por ahora, como yo lo percibo) sacudimiento provocado por eso que he llamado irreverencia en los Ataques de Risa y, también, en la satisfacción no solo individual que una escritura como esta da a los estudiantes.
Ahora bien, no creo que esta reflexión se quede en el plano de una recepción estudiantil (que ya es razón suficiente para darle lugar en el estudio de la literatura), sino que ha de haber otros ámbitos en los que estos cuentos han tenido impacto; por eso los premios y las reediciones. Me encantaría saber qué piensan los estudiantes…
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