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Un libro "inútil"

La historia de esta lectura comienza con la recomendación que me hizo un estudiante hace algunos meses. Luego de clase, llegó a mi WhatsApp un pdf del libro “del que le hablé en clase, profe”. Prometí leerlo, pero olvidé la promesa en el mar de mensajes que llegan cada minuto a mi celular. A pesar de eso, no olvidé el título: La utilidad de lo inútil. Todavía me parece un título difícil de olvidar. Luego, al regreso de un viaje, vi el libro en una librería del aeropuerto y decidí llevarlo para mi pila personal de “no leídos”. Pues bien, finalmente no quise esperar tanto y, para alternar la lectura de novelas, leí La utilidad de lo inútil. Manifiesto, de Nuccio Ordine (2013).

El libro está compuesto de tres partes y un apéndice, y funciona como un recuento de lo que humanistas de todos los tiempos han planteado sobre el sentido de las artes y la ciencia en un mundo que se ha negado siempre a aceptar que no todo lo humano tiene fines prácticos y en el que, generación tras generación, se ha demostrado que la única constante que nos ha mantenido en pie sobre este planeta ha sido la insaciable curiosidad, la capacidad de soñar y de dudar también. No obstante, el correlato de esa constante ha sido la tendencia a poseer, a producir algo supuestamente útil, a resolver los problemas inmediatos que la humanidad no se cansa de repetir y que, incluso, ha asumido como parte de una supuesta naturaleza superior o más compleja que la de los demás seres vivos.

La primera parte del libro se titula, precisamente, “La útil inutilidad de la literatura”. Ordine, como buen filólogo y erudito que fue -Nuccio Ordine murió en Calabria, Italia, en 2023- se remonta a la filosofía y la literatura clásica para extraer de allí una primera manifestación de esa conciencia sobre la verdadera utilidad de la poesía y de la filosofía, consideradas “artes inútiles” en la época de Ovidio: “Por más que te esmeres en encontrar qué puedo hacer, no habrá nada más útil que estas artes, que no tienen ninguna utilidad”. Ahora bien, el capítulo se estructura en comentarios cortos a extractos de obras de autores como Foster Wallace, Leopardi, Gautier, Baudelaire, Jhon Locke, García Lorca, Cervantes, Dickens, Heidegger, Ionesco, Italo Calvino y Ciorán, entre otros, en un orden arbitrario y quizás caótico para algunos lectores. Con todo, al final tenemos un panorama lo suficientemente amplio de la discusión en torno a para qué sirve la literatura; panorama que yo hubiera querido tener cuando empecé a estudiar humanidades y tuve que enfrentarme a la incómoda pregunta: ¿qué estudias?, a la cual seguía inmediatamente: ¿… y para qué sirve eso? De esta primera parte, me quedo con esta frase: "En el invierno de la conciencia que estamos viviendo, a los saberes humanísticos y a la investigación científica, sin utilitarismo alguno, a todos estos lujos considerados inútiles, les corresponde cada vez más la tarea de alimentar la esperanza, de transformar su inutilidad en un utilísimo instrumento de oposición a la barbarie del presente" (p. 76).

Demócrito, de Diego Velásquez, 1628


La segunda parte lleva por título “La universidad-empresa y los estudiantes-clientes”. Ordine se suma aquí a muchas otras figuras de la intelectualidad contemporánea que han criticado la tendencia de las universidades del mundo a satisfacer las expectativas de las empresas dejando de lado aquello para lo que la universidad fue creada: el cultivo del pensamiento, de la humanidad, de la cultura en todo caso. Esta perspectiva, que incluso yo he criticado por considerarla anacrónica, me hizo pensar en la barbaridad que puede ser una universidad para el mero desarrollo de saberes técnicos; y no estoy asumiendo que los saberes técnicos sean menores, sino que requieren del necesario conocimiento de lo humano, de la necesaria educación de la sensibilidad: "ningún oficio puede ejercerse de manera consciente si las competencias técnicas que exige no se subordinan a una formación cultural más amplia, capaz de animar a los alumnos a cultivar su espíritu con autonomía y dar libre curso a su curiositas" (p. 81). De lo contrario, se precisa a continuación, "sería muy difícil, ante el futuro, continuar imaginando ciudadanos responsables, capaces de abandonar los propios egoísmos, para abrazar el bien común, para expresar solidaridad, para defender la tolerancia, para reivindicar la libertad, para proteger la naturaleza, para apoyar la justicia…" (p. 81).

En la tercera parte, “Poseer mata: Dignitas hominis, amor, verdad”, Ordine echa mano de toda su enciclopedia humanista y filológica para hacernos ver cómo la lucha de las humanidades en un mundo cada vez más alienado con la idea de producir para el beneficio individual es la lucha por la dignidad humana. Desde el Renacimiento hasta hoy quizá no haya nada tan actual como hablar de la dignidad humana y, al mismo tiempo, tal vez no haya cosa tan vulnerada, tan desprestigiada. Ordine, como en su momento lo hizo Pico della Mirandola, recuerda que la grandeza del ser humano no está en la supuesta superioridad de su especie sino en su perfectible capacidad para soñarse más libre, más tolerante, más humano. En ese sentido, se torna absurda toda pretensión de poseer absolutamente en los terrenos material e intelectual; la posesión sin generosidad, sin humanidad, conduce a una real inutilidad, es un sinsentido. 

El apéndice de este libro es un ensayo de Abraham Flexner (1866-1959) escrito en 1939 titulado “La utilidad de los conocimientos inútiles”. Allí se plantea cómo en el campo de la ciencia y la técnica los experimentos e inquietudes en principio consideradas como inútiles constituyeron, finalmente, el conocimiento sin el cual no tendríamos hoy la posibilidad de un mundo con telecomunicaciones, por ejemplo.

Con todo y lo anacrónico que nos pueda parecer el discurso de Ordine -es un humanista que recita en latín, griego y varias lenguas romances como lo pueden apreciar en esta interesante entrevista-, leerlo me ha convencido de que lo suyo no es un pensamiento caduco, no son ideas mandadas a recoger. Lo que nos recuerdan estas tres partes de libro es, precisamente, la necesidad de fortalecer el discurso de las humanidades desde la vida académica y desde la cotidianidad; fortalecer y resistir, porque si hay utilidad en las humanidades, artes y ciencias de la actualidad, esta se manifiesta en la posibilidad de combatir la ignorancia y el desdén por lo accesorio. 

Ordine, Nuccio, [2013] (2023), La utilidad de lo inútil. Manifiesto, Barcelona, Acantilado. 

     


Comentarios

  1. LA PARROQUIA

    Amagá, 27 de marzo del 2024.

    La reseña del libro: "La Utilidad de lo inútil. Manifiesto" de Nuccio Ordine . Acalora los regentes de cárceles, conventos y escuelas. Es meramente inútil. Un disparo al aire con munición corta y puntería de purgado.

    Quienes arbitran los destinos de miles de millones de personas saben la inminente amenaza que corresponde un libro. Yo, mea culpa, como parroquiano corriente las manifestaciones sueltas, grotescas, sobre la categoría atolondrada de las artes en la utilidad del homo faver. Pues, entonces si es así levanten una Arcadia mustia en el pacífico y nos dejan, herencia bendita, la holgazanería de no hacer nada y hacer todo con el todo.

    Dejo mi óbolo, prenda de redención en años de aviesa inutilidad.

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  2. Nicolás, muchas gracias por tomarte el tiempo de leer y comentar. Lo sé, el libro y el comentario y muchas otras cosas son tiros al aire, pero necesarios, ruidosos, incómodos. Eso me justifica.

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