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Mostrando entradas de febrero, 2023

Nota sobre Teoría de la gravedad

Son como balas, le dije a alguien que me preguntó qué tal me parecían las columnas (¿Son columnas?) de Leila Guerriero en Teoría de la gravedad (2019).   No sólo porque cada uno de esos textos suena como un disparo que queda retumbando en la cabeza sino porque al final de cada uno muere algo en uno, tal vez la inocencia, la ingenuidad, la hipocresía, la autocompasión, la mentira a veces necesaria con la que cubrimos tanto en nuestras vidas. Todo eso queda como agonizando luego del punto que cierra cada entrada de ese libro maldito.  ¿Cómo describir lo que ocurre luego del punto? Uno saca la mirada de la página y la dirige a algún lado, como buscando algo que ya no está, se siente un desasosiego breve y un vacío… Se juntan la revelación y el hueco en el estómago, la comprensión y la consternación ¿Cómo puede una escritura suscitar todo eso, provocar ese efecto? Llegué a pensar en la imagen de un guerrero antiguo (quizás un aborigen) que toma una piedra o un pedazo de madera bruta y comi

Nota sobre La sombra del viento

  Supe de Carlos Ruíz Zafón por Andrés Delgado, un escritor y mediador de lectura de Medellín que ha difundido en redes su interés por este autor y ha discutido bastante sobre esa división en la que muchos se pierden sobre las diferencias (a veces insalvables) entre una llamada “literatura de línea dura” y otra llamada, de forma despectiva en ciertos círculos de lectores, “literatura de entretenimiento”. Entiendo que Ruíz Zafón pertenecería a esta última categoría. Y confieso que fue un poco eso, ese morbo de lector, el que me animó a leer, primero, una compilación de cuentos del autor español titulado La ciudad de vapor (2020) (publicado de forma póstuma pues Zafón murió en 2020) y, luego, una novela por la que ha sido reconocido: La sombra del viento (2001). Me llevé La sombra del viento a Nuquí en diciembre de 2020, para leerla durante un viaje corto que hice a ese lugar del Pacífico colombiano. Me olvidé del prejuicio de considerarla de entrada un producto de entretenimiento y

Nota sobre Nadie nada nunca

Nadie nada nunca  (2014) [1994] es una novela llena de claves, de indicios, sobre la orientación de su construcción: “tan ancho como largo es el tiempo entero”. Le dije a alguien que, al leer esta novela, tenía la sensación de entrar en contacto, en principio, con una bruma densa; y que, a medida que iba entrando, esa espesura se iba aclarando por el mejor contacto con los detalles, con los distintos puntos de vista, con lo aparentemente accesorio, incluso con la digresión. Pienso que Juan José Saer logra que, en la experiencia con su texto – que es siempre azarosa, siempre desafiante e incierta – se acceda a su propia convención de lectura; a veces sin saberlo, el lector termina por pactar una participación en un proceso desconocido y, al mismo tiempo, comprometido con la construcción de un sentido. No miento si afirmo que se trata de una lectura muy significativa, precisamente por lo que exige al lector y a su subjetivad, hay que decirlo.