Anoche terminé Anagramas , de Lorrie Moore. Fue un final triste, cercanamente triste. No es la tristeza épica, no es la tragedia de grandes héroes, sino la del día a día, de las mujeres y hombres contemporáneos como vos y yo. Aunque ¿Sabés? (y debe haber mucho de causalidad con cosas que han pasado en los últimos días), hay una especie de reivindicación de la fantasía en todo esto, de las vidas que nos inventamos como para protegernos, para mantenernos a flote: "La vida es triste; aquí hay alguien", dice Benna en el último relato. El anterior fue el mensaje de WhatsApp que envié a amigas y amigos luego de cerrar el libro de Lorrie Moore. Esa primera impresión guarda, en esencia, mi recepción de esa escritura, de esa historia, de esos personajes. Y el gesto también: una vez terminado el libro, uno siente la necesidad de decirle a alguien lo que se ha movido dentro. Solo que es difícil decirlo sin caer en el lugar común, la cursilería y el sentimentalismo. Porque con Moore, a...